jueves, 23 de junio de 2022

APRENDIZAJE CONSCIENTE Reflexionar sobre sí mismo y los otros.

 Conocerse, cuidarse y promover el propio desarrollo y de otros.

Aprender a identificar, analizar y evaluar los elementos que obstaculizan su aprendizaje, así como aplicar estrategias que favorezcan su desempeño académico de manera razonable, crítica, creativa y responsable.


Metacognición: promover el aprendizaje autónomo de los estudiantes


Cognición, metacognición, autorregulación, aprender a aprender, términos relacionados y que, bien combinados, pueden formar un cóctel educativo inigualable para nuestros estudiantes. Agitado, pero no revuelto.

Muchos autores sitúan la cuna del término metacognición a finales de los años 70, exactamente se lo atribuyen a H. Flavell. Entre las muchas características de esta habilidad que sirven para definirla, se suelen comentar las siguientes:

-Supone reflexionar sobre el propio aprendizaje.
-Es pensar sobre el pensamiento.
-Es traspasar el aprendizaje memorístico y buscar la comprensión.
-Es aprender a aprender y aprender a pensar.
-Supone ser consciente de tus propios procesos de aprendizaje.
-Implica conocer tus puntos fuertes y débiles.





Sin duda alguna, el aspecto más importante, desde mi punto de vista, es que la metacognición supone la habilidad de transferir nuestra capacidad de aprendizaje a otros campos y a otras situaciones, es decir, supone poder realizar otros aprendizajes de forma autónoma en el futuro.

La metacognición implica reflexión, autoconocimiento, autorregulación, autoevaluación y transferencia.

La metacognición y sus múltiples ventajas


Todos esos aspectos se relacionan con las muchas ventajas que la metacognición ofrece para nuestros estudiantes. La metacognición ayuda a los alumnos a ser autónomos en su aprendizaje y a mantener una actitud crítica sobre la información, sobre el conocimiento y sobre sus propias estrategias de aprendizaje.


Se fomenta un aprendizaje significativo, un aprendizaje en el que el por quéel cómo y el para qué cobran sentido para los estudiantes. Se trata de ser conscientes de qué se quiere aprender, por qué, para qué, cómo, lo que nos va a costar, qué estrategias deberemos seguir para lograrlo y, una vez aprendido, poder evaluar y mejorar para futuros aprendizajes.

Un sencillo ejemplo es tener que estudiar los apuntes de dos asignaturas, pongamos matemáticas e inglés, y saber que tenemos que emplear diferentes estrategias para estudiar cada una de ellas o ser conscientes de que tendremos que dedicar más tiempo a una que a otra, porque hemos aprendido de experiencias anteriores.


Como docentes, podemos plantearnos la importancia de esa reflexión y transferencia de los aprendizajes:


¿De qué sirve ayudar a un alumno a rellenar huecos en un ejercicio de gramática de inglés si le ponemos otro parecido y sigue perdido?
¿De qué sirve que un alumno sepa buscar una figura retórica en un texto si no es capaz de reconocer otra igual en otro texto

Se trata de dotar al estudiante de estrategias y recursos para conocerse a sí mismo, sus características como aprendiz y sus posibilidades de desarrollo autónomo. Veremos ahora cómo podemos ayudarles a hacerlo.

Fragmento, tomado de: